Posturas imprescindibles para la sanación del cuerpo.
Intentaré explicarte de manera simple, pero no exenta de rigor, esas posturas imprescindibles para poder realizar el trabajo de la Microgimnasia correctamente y no estropear antes o después el trabajo corporal realizado.
Son tan sencillas y tan de sentido común, que por mucho dolor que tengas en cualquier parte del cuerpo, las podrás realizar, y solo con eso ya podrás notar una mejoría importante. Mi pretensión es que desde la lógica, y un cúmulo de evidencias, puedas descubrir las infinitas posibilidades de recuperación y de sanar del cuerpo, a través de:
-
los músculos,
-
de mantener una actitud activa y positiva y
-
de la toma de conciencia de las tensiones musculares.
Conocerás propuestas nuevas, para que puedas actuar, sin prisas y con mucha paciencia, sin agobiarte, pues cambiar los hábitos o costumbres no es fácil, pero siempre es posible si eres un poco perseverante. Poco a poco serás capaz de integrarlas en tu vida, en tu quehacer diario diurno y nocturno hasta que lo realizaras sin tener que pensar, de forma natural.
Recuerda que cuando mueves un músculo o un grupo muscular, las repercusiones pueden llegar a zonas muy alejadas de tu cuerpo.
Sabías que tu musculatura posterior puede influir también en tu estética?
Los músculos de la parte posterior del cuerpo son muchos, y están entrelazados entre ellos actuando como una cadena, como uno solo. Esa musculatura está rígida, tensa y acortada.
En contra, delante solo tenemos tres grupos musculares (los pectorales, los abdominales y los cuadriceps) esos los conocemos mejor verdad? A todos nos preocupa más o menos la estética, no nos engañemos… Como te decía esos tres grupos musculares actúan independientes el uno del otro, de forma que inevitablemente con ese detrás tan acortado y rígido, el delante no se puede contraer y aparece la odiada flacidez.
¿Qué pasa entonces?
Ese desequilibrio nos lleva a hacer pequeños movimientos para evitar el dolor (normal, claro) de forma inconsciente y con el tiempo eso nos llevará finalmente a sentir dolor, y que aparezcan deformaciones corporales inducidas por esa rigidez de los músculos posteriores del cuerpo. Te preguntarás…
¿Y por qué esa rigidez?
Pues por todo lo sucedido a lo largo de nuestra vida (miedos, vergüenza, pérdidas familiares u otras, caídas, lesiones, malas posturas … épocas de angustia, tristeza, esfuerzos físicos desmesurados etc..). De ahí que tengamos:
- piernas en “X” o arqueadas;
- rodillas hiperextendidas;
- pies planos;
- juanetes;
- un hombro más alto que el otro; o
- un ojo más alto que el otro;
- una cadera más elevada (que no significa que tengamos una pierna más corta)…
Y no por ser genético, no tiene solución!
Si heredas una mansión, no lo dudes, tómala y disfrútala. Pero unas piernas en “X” o lo que sea, no te conformes, eso lo puedes cambiar, ¡te lo aseguro!
Se trata de un trabajo corporal, y también de un estudio del cuerpo. Investigarlo interiormente, de dentro hacia fuera. Ningún esfuerzo, ningún sudor por castigo, sin “matarse”. Todo suave, vaporoso.
Recuerdo cuando tomaba a mi hija recién nacida (ahora ya tiene 22 años). Lo hacia delicadamente, con un tacto extremo.
Tenemos que mirar (contemplar) el cuerpo. Que nuestras manos lo palpen, toquen y lo aprieten. Explorarlo todo con las manos.
Sentir, percibir y experimentar nos llevará a vivir, a reencontrarnos con nuestro cuerpo, a hacer las paces con él.
Deja un comentario